Contemplando aquella estampa, por su cabeza pasaban varías preguntas: ¿Alguna vez será posible que pueda alzar mis brazos y volar?¿Esta soledad en la que vivo en este momento me hará ser más fuerte?..., y como esas muchas más preguntas existenciales y que a primera vista parecen absurdas, pero para él eran bastante importantes.
Tiempo atrás el decidió coger la flor de la ausencia, una de las más bellas, pero también de las más peligrosas. Solo con su fragancia atraía al más débil y al más fuerte, no había quien se pudiera privar de tan bello espectáculo de olores y colores. Su tacto es tan suave como el terciopelo y tan fino como la seda, al tocarla una vez ya no podías parar.
El alma se quedó para siempre en soledad, buscando un sitio donde encajar y siempre acompañada de su bella flor, para siempre.
El alma se quedó para siempre en soledad, buscando un sitio donde encajar y siempre acompañada de su bella flor, para siempre.
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